Sunday, March 19, 2006

Esos adornitos de vidrio

Probablemente pueda recordar algo de cuando era más chico con ayuda de Jorge (“el memorioso”), pero el recuerdo más antiguo que tengo de Mamama es cuando nos visitó en Caracas. Nos habíamos ido a Venezuela en el 75 –yo tenía 7 años entonces- y Mamama fue a visitarnos en una Navidad que debe haber sido la del 77 o la del 78.

La casa en la que vivíamos se llamaba “Quinta Marga” y quedaba en un barrio con más casas que edificios, más comunes en otras zonas de Caracas. A la vuelta de la casa había una bodeguita (¿o sería una librería?) que entre otras cosas vendía unos adornitos de vidrio con forma de animalitos. Recuerdo muy poco de aquella visita de Mamama: una vez que nos veía jugar, otra vez que estaba sentada en la sala, lo demás es aún más borroso. Lo que si recuerdo es que juntamos nuestras propinas y cada uno le regaló a Mamama una figurita: unos delfines muy azules, unos perritos chiquitos, etc. Jorge –ya saben por qué- debe recordar quién compró cada adorno. Como Mamama se emocionó mucho al recibir estos regalos nosotros aprovechamos las siguientes oportunidades que tuvimos para enviarle el mismo tipo de adornos a Lima.

Recuerdo mucho que orgulloso me sentí cuando visité la casa de Mamama al volver de Venezuela (1980) porque encontré los adornitos en su exhibidor. Estaban en la sala de su casa, junto con montón de finos y preciosos adornos; estaban allí todos los adornitos que le habíamos regalado en Caracas o enviado desde allá, todos juntos ocupando un lugar importante.

No puedo negar que siendo adolescente y hasta hace no tantos años no entendía muy bien porque ella seguía conservando esos regalos. Es decir, nosotros ya éramos grandes y ya sabíamos que no eran finos y que deslucían su aparador, pero los seguía teniendo allí. En los últimos tiempos me produce mucha ternura ver esos adornos, recuerdo el orgullo que sentí y lo importante que fue que Mamama los valorara tanto por ser de sus nietos.

Hace unos años le regalé una blusa por Navidad. Yo creo que le quedaba bien y así me pareció las veces que se la vi puesta. Ahora me pregunto, ¿se la pondría a propósito los días que sabía que la vería? ¿Sería esa otra forma de decir “tú me importas”?

Allí están aún, quitándole luz y espacio a adornos mucho más finos venidos de India o China, esas figuritas de vidrio. Si las ves entenderás porque están allí.

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