Cuando escribí “Adios Papapa…” decía que las anécdotas y los buenos recuerdos volverían y por suerte tenía razón. A la salida de la misa por el mes de mi abuelo, nos encontramos los primos, y Jorge y yo los invitábamos a que tomaran este espacio para llenarlo de anécdotas e historias de Papapa.
Bueno, pues ahí mismo se empezaron a contar algunas historias, que nos permitieron reír un poco y recordar a Papapa alegre y risueño como era. Todas esas historias estaban, por decirlo de alguna manera, vinculadas a las bromas sobre las 1000 mujeres. Pero no son historias mías sino de otros, espero que las cuenten acá.
Cuando Papapa vivía pensé muchas veces en grabarlo contando anécdotas, pero no lo hice y no sirve llorar sobre leche derramada. Quiero redactar algunas de esas anécdotas pero sólo recuerdo pedacitos, tal vez podamos hacerlo entre todos.
Por lo pronto, tengo ya un par de párrafos sobre Minero Perú y su manía de llegar antes que todos sus subordinados, y de esa vez que un campesino lo socorrió en la puna. Pero necesito darles vuelta y vuelta para armar anécdotas completas.
Otra cosa de la que hablamos fue de rescatar fotos y escanearlas. ¿Quién tiene escáner?
